SANTO DOMINGO, R.D.- El doctor José Rafael Abinader Wasaf, padre del actual presidente de la República Dominicana, licenciado Luis Adolfo Abinader Corona, fue sin duda alguna, un luchador permanente y firme del antiguo Partido Revolucionario Dominicano (PRD), entidad de la cual surgió el Partido Revolucionario Moderno (PRM), cuyo accionar de ambas instituciones han estado sobre la base del arduo y constante trabajo de muchos hombres y mujeres que en el trajín dejaron la suela de sus zapatos en las polvorientas calles dominicanas para que hoy disfrutemos de este hermoso proceso democrático con que cuenta la República Dominicana.
Sin embargo, hay algo que no logro entender y es el hecho que siendo el presidente de la República un hijo aventajado de un viejo roble del perredeismo esté pasando por alto el estado de abandono y precariedades de muchos de esas personas que con valentía y firmeza enfrentaron los remanentes del trujillato y del mismo balaguerato y que hoy deambulan sin esperanzas ni protección del Estado de ningún tipo.
No dijo que todos, pero existe una gran mayoría que han sido ignorados y olvidados por el propio Abinader Corona y varios de los funcionarios de su gobierno. Y dentro de esa injusticia está el no aumentar las pírricas pensiones de “cebolla” que algunos tienen hipotecadas en el Banco de Reservas para costear operaciones, comprar comida, medicamentos y ropas.
Esos luchadores antiguos y que hoy apenas les quedan fuerzas para caminar al sepulcro, están solicitando el gesto solidario de sus compañeros de lucha y en el caso del presidente de la República, hijo de otro gran luchador y baluarte moral y solidario como lo fue su padre. Si el doctor José Rafael Abinader Wasaf estuviera con vida, de seguro que se hubiese ocupado de gestionar la protección debida para esos antiguos luchadores ex perredeistas y perremeistas que por su edad y limitaciones no pueden desempeñar ningún tipo de labor productiva.
Se pueden mencionar en este breve artículo algunos que reciben míseras pensiones que debieran ser dignas de aumento y otros que ni siquiera las tienen.
Veamos: Abraham Bautista Alcántara, ex presidente de la Cámara de Diputados (1978-1980), doctor Carlos Carmona Mateo, ex Secretario General de la Liga Municipal Dominicana (LMD), que aunque hoy esté militando en otro partido, eso no le quita los méritos de lucha acumulados, Sonia Morales, secretaria y asistente del Dr. José Francisco Peña Gómez, Dr. Almanzor González Canahuate, ex diputado, profesor de la UASD y ex secretario de Organización del PRD, Plinio De Oleo, viejo luchador de la región Sur, quien tiene una pensión miserable, Carlos Pérez, de Baní, sin pensión y enfermo, Belkis L. Andújar, dirigente femenina histórica, Rosa Izquierdo, secretaria de Peña Gómez, Linol Santos, Miguel Angel Cedeño, de los fundadores del diario El Sol, Marisol Pérez, de New York y así como ellos y ellas hay decenas de viudas necesitadas de la ayuda del gobierno que sus esposos con sus luchas sentaron las bases para que hoy se esté en democracia y en la administración del Estado.
La lista es interminable, pero empecemos a proteger a estos que están ubicables y que la dirección del partido oficial conoce los lugares donde encontrarlos. Le sugerimos al señor presidente de la República designar una Comisión Honorífica que pudiera estar integrada por dirigentes antiguos y no muy antiguos, como Eligio Jáquez Cruz, José García Ramírez, Glovis Reyes, Ramón Alburquerque Ramírez, Fabio Ruíz, Josefa Castillo, Gloria Furcal y Deligne Ascención para que contacten a esos distinguidos luchadores por la democracia, a los fines de que el Estado les reconozca y recompense sus aportes al pueblo dominicano.
